SINoALICE x Final Fantasy Brave Exvius – Armas contundentes

Martillo Chocobot
メカボハンマー

Hubo una vez una chica que se dedicaba
a la ingeniería de barcos voladores.
Su sueño era crear su propio barco volador.
Para ello, necesitaba una gran suma de dinero.

Ella sola, a través del método de ensayo y error en su taller,
por fin pudo completar un prototipo innovador.
Robot chocobo de automoción, o «chocobot».

Un día, aparecieron ante la chica dos marionetas.
«Uy mira esto, qué pieza de ingeniería más maravillosa».
Y tras decir esas palabras, las marionetas desaparecieron.

Chocobot con función de limpieza automática,
chocobot con panel LCD…
Creó numerosas patentes, y se hizo con un nombre
como inventora de electrodomésticos.
Tras algún tiempo, la chica miró hacia el cielo.
Siguió a las marionetas y avanzó por el camino de los inventores.
El sueño de crear un barco volador ya no se cumpliría.

Martillo del dios de la sanación
[JP]
癒神のハンマ

El príncipe de un país estaba enamorado de la hija de un pobre herrero.
Un día, el rey se enteró de que se veían a escondidas.
El príncipe y la hija del herrero fueron severamente castigados.
Se les prohibió volver a verse y la familia de la chica fue desterrada a las afueras del país.
Los dos pasaban las noches llorando de pena.

Para reunirse con aquella chica, que había sido desterrada del castillo,
el príncipe decidió partir en busca de su hogar.
Buscó en lo profundo del bosque, río arriba, allá donde las aves migratorias volaban…
El príncipe buscó incansablemente, soñando con el día en que volvería a ver a su amada…
Sin darse cuenta de que se estaba adentrando en un lugar sagrado.

El príncipe provocó la ira de los dioses y lo transformaron en piedra antes de regresarlo de vuelta al castillo.
El rey se entristeció y envió mensajeros por todo el país pidiendo ayuda, pero nadie puede devolver al príncipe a su forma original.
Un día, el rey estuvo a punto de rendirse y aceptar la maldición, pero la hija de un herrero llegó al castillo con un martillo en la mano.

«Aunque nos conviertan en piedra, aunque el destino nos separe, nuestros pensamientos nunca se harán añicos.»
Cuando la hija golpeó la piedra con el martillo, la maldición se rompió y el príncipe volvió a su forma original.
El amor que trascendió el estatus de ambos conmovió incluso el corazón del rey.
Los dos terminaron felizmente casados.