Final Fantasy XIII – Base de datos – Fragmentos

1. Los dioses desaparecidos

La Luz lamentó la ruina del universo. La Fuerza creó un mundo en pos del futuro. La Sabiduría meditó para alcanzar la verdad absoluta. La Necedad se esfumó, pues nada quería.

Hubo deidades que crearon fal’Cie con retazos de sus propios cuerpos. Una dio vida a los hombres con restos de otra que se había marchado.

Finalmente, todos los dioses dejaron este mundo. Tanto los fal’Cie como los hombres somos huérfanos abandonados por nuestros hacedores.

 

2. Guarida de demonios

Una detestable casta de demonios profanó los campos del Gran Paals para construir una abyecta guarida flotante. Después se llevaron a nuestros hermanos, haciéndoles creer que aquello era un paraíso. ¡Malditos sean los necios que se dejaron seducir por los demonios! Ahora son sus vasallos.

¡Oh, almas fieles a Paals, nuestro Señor! ¡Desafiad a los cielos y acabad con la madriguera infame!

 

3. Las elegidas

Dos lu’Cie moran en los confines del Norte, dos que el fal’Cie con su voluntad ha agraciado: en bestia sagrada han de transformarse; de demonios los cielos han de limpiar.

¡Oremos, hermanos del Gran Paals, por las elegidas! ¡Que su espíritu se torne acero y en dos parta la abyecta guarida de demonios!

 

4. Guerra entre mundos

Así habló la pitonisa Paddra-nus Yuul:

«Surcó Ragnarok los cielos para con el Nido acabar y al Gran Paals la paz eterna traer. Pero la diosa no lo permitió. Por piedad a los necios moradores del Nido, su fuerza arrebatole a la bestia y en el letargo de cristal sumiole sin que su Misión completar pudiera».

 

5. Era de decadencia

¿Cuánto tiempo ha pasado desde que los demonios del Nido mancillaron nuestra tierra? Una vez, los hijos del Gran Paals nos unimos para luchar contra el Nido… Ahora peleamos entre nosotros por una miga de pan. La humanidad, exhausta, ya nada puede ante el poder avasallador de la naturaleza. Se aproxima el fin.

Incluso Haerii, la esplendorosa ciudad de antaño, está en ruinas, devastada por los monstruos. ¿Observarán con deleite nuestra caída los demonios del Nido?

 

6. Era de extinción

Los fal’Cie de Paals, nuestro Señor, no se apiadan de nosotros. Aunque la población está mermando a todas luces, siguen convirtiendo en lu’Cie a nuestros hermanos y encargándoles Misiones incomprensibles que los llevan a la perdición.

Para colmo de males, luchamos entre nosotros. En vez de enfrentar codo a codo las amenazas de la naturaleza, nos disputamos lo poco que la tierra nos da. Este último baluarte, Paddra, también será inevitablemente destruido por la mano del hombre.

Me temo que muy pronto no habrá vida humana sobre la faz del Gran Paals.

 

7. Paals, nuestro Señor

Paals quiso expandir infinitamente los confines del mundo y partió el caos para hacer espacio. Después creó a los fal’Cie y les ordenó que dieran forma al mundo. Estos, deseosos de complacerle, pusieron todo su afán en la tarea y transformaron a hombres en lu’Cie para que los ayudaran. La humanidad, como muestra de adoración a su Señor, llamó a esta tierra «el Gran Paals».

Pero un día el dios se marchó, dejando el mundo abandonado.

 

8. Lindzei, el Maligno

Así como nuestros fal’Cie son hijos de Paals, los que en el Nido moran fueron también engendrados por un dios.

Existen dioses buenos y malos, pero el Señor del mundo flotante es el más deleznable de todos: un pérfido rey de demonios.

Lindzei se llama el hacedor de los fal’Cie del Nido. Huérfanos quedaron cuando el Maligno abandonó el mundo.

 

9. La diosa

La diosa no deseó nada. La diosa no creó nada.

La diosa solo sintió pena.

Sintió pena de millones de condenados y sumió en el letargo a quienes iban a arrebatar sus vidas.

Sintió pena de aquellos atados a un deber más atroz que la misma muerte y envió emisarios para que los guiasen cuando sucumbieran a la desesperación.

 

10. El enemigo invisible

Se dice que los fal’Cie construyeron numerosas Arcas para defenderse de un ataque del exterior. Pero esta leyenda existe desde antes de que se creara el Nido, de modo que no puede referirse a los demonios del mundo flotante. Incluso hay quienes creen que los demonios se llevaron con ellos algunas Arcas y las ocultaron en el Nido.

¿Quién es el enemigo al que temían los fal’Cie? ¿Quién, o qué vendrá del «exterior»? ¿No será que planean atacar a algún mundo de afuera? Quizá allí haya ido el dios que nos abandonó…

 

11. La intención de los fal’Cie

Se cree que los fal’Cie trabajan la tierra y abren nuevos caminos como tributo al dios. Sin embargo, el modo en que lo hacen carece de todo orden y lógica. Además, en este mundo ya no hay un dios al que pueda ofrendarse nada.

Me permito arriesgar una hipótesis: Los fal’Cie están buscando. Inspeccionan los campos, las profundidades de la tierra, las aguas y los cielos en busca de una puerta que conduzca al dios. ¿Querrán traerle de vuelta o ir a su encuentro?

 

12. La puerta de las almas

Cuando nuestros cuerpos se extinguen, las almas parten de este mundo. Me pregunto si no recorrerán el mismo camino que siguieron los dioses al abandonarnos, si no saldrán por la misma puerta…

Si es así, de extinguirse muchos cuerpos, otras tantas almas han de atravesar la puerta a la vez.

La puerta se abrirá de par en par. Y detrás, a lo lejos, quizá se vea un resplandor divino…

 

13. Una nueva leyenda

Los vástagos de Paals, nuestro Señor, zanjan la tierra y buscan la Puerta en el reino de la materia. Los vástagos del malvado Lindzei quitan vidas y buscan la Puerta en el reino de los espíritus. Yo lo he visto… He visto cómo se abrirá la Puerta oculta, cuya llave es la desesperación. La esperanza solo responderá al llamamiento del sacrificio.

Cuando llegue a este mundo el ocaso de los dioses, un canto sin voz se oirá a través de la Puerta refulgente. Desde la Dimensión Invisible, allí donde no hay color, la diosa Etro cantará su pena por las vidas perdidas.

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